Las guerras y enemistades entre las naciones ¿de dónde provienen? ¿qué es lo que las origina? Si analizamos las guerras y diferencias entre las distintas razas y naciones en el mundo, no hay algo realmente significante en el origen de las mismas. ¿Podrá haber guerras que hayan valido cada vida? Este video refleja un mensaje que nos dejó Jesucristo plasmado en la Biblia.
Porque Él mismo es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, aboliendo en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad. (Efesios 2:14-16).
El video que les presentamos es un interesante test, donde se invitan a personas de diferentes razas, cada una de las personas defiende su propia nación, expresando superioridad y excelencia cuando son comparados con otros individuos. Incluso muchos niegan que puedan tener algún tipo de relación con personas que consideran inferiores. El experimento consiste en echar un vistazo a su ADN, que los llevará y mostrará quiénes son en realidad.
Cristo no vino para ponernos en guerra los unos contra los otros: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.” (Juan 3:17), ni tampoco vino a juzgar para condenar al mundo, él vino a darnos vida por medio del sacrificio de su propia vida.
Entonces ¿de dónde vienen las guerras entre nosotros y el sentimiento de superioridad? “Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21).
Nuestra carnalidad nos lleva a realizar acciones que nos son de beneficio ni para uno mismo ni para los que nos rodean, si buscamos ayudar a nuestro prójimo, en ningún momento cruzaría por nuestra mente la idea de ir a la guerra con nuestro hermano, y ¿quién es mi hermano? Si hiciéramos este mismo experimento que se realiza en el video, nos daríamos cuenta que la Palabra de Dios siempre describe de dónde venimos y hacia dónde nos invita seguir.
… Y de uno hizo todas las naciones del mundo para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación. (Hechos 17:26).
¿Hasta dónde llegaríamos si fuéramos de viaje por medio de la historia, y 5777 años atrás pudiéramos ver el origen de nuestra existencia? Para los que somos de Cristo no hay diferencia entre nosotros, no hay naciones ni razas humanas, todos somos uno en Cristo Jesús, siguiendo sus enseñanzas y persiguiendo la paz en este mundo.