“igualmente, mancebos, sed sujetos a los ancianos; y todos sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” (1ª. Pedro 5:5)
A continuación les transcribimos la porción tomada de un libro del Rabí Yaacob Culi y que nos enseña algunos rasgos que debe poseer la persona humilde, siempre es bueno considerar para trabajar en nuestro perfeccionamiento.
La humildad es la escalera por medio de la cual uno es capaz de alcanzar cualquier otra buena cualidad. Constituye el primer paso en el aprendizaje de la reverencia a Dios y el cumplimiento de sus Mandamientos.
Así pues, si una persona es rica, constantemente se le brindarán las oportunidades para hacer el bien, dar caridad. Si esa persona es humilde y modesta, de continuo agradecerá a Dios por haberle proporcionado la posibilidad de ser caritativo, incluso si hace muchas buenas obras, tendrá conciencia de que lo que está haciendo es una milésima parte de lo que Dios hace por él.
La humildad puede expresarse de muchas maneras, sin embargo, la verdadera humildad se manifiesta por medio de seis rasgos. Si un individuo posee estas características, entonces se puede decir de él que es humilde:
1.- Cuando una persona se entera de que su prójimo lo ha insultado, hablando mal de él, calumniado, y a pesar de que posee los medios para vengarse de él, no toma ningún tipo de represalias contra esa persona.
2.- Cuando ocurren problemas, la persona humilde los acepta con amor. Quizás su mercancía se ha perdido en el mar, sus negocios van de mal en peor, ha sido estafado o tanto él como su familia sufren enfermedades; aún así, no se quejará de lo que le acontece y asumirá que estas desgracias le han venido a causa de sus pecados. La persona orgullosa, por el contrario, piensa que nunca ha hecho nada mal. Se considera perfecta a si misma, y piensa que no se merece que le ocurra nada malo. A resultas de esta actitud, peca ante Dios.
3.- Cuando la gente lo alaba por el bien que ha realizado, se siente mal por ello. Podrían alabarlo por su conocimiento de la Torá o porque ha dado mucha caridad, pero él no deja que eso se le suba a la cabeza. Constantemente tiene presente que cualquiera que hayan sido los actos realizados, no constituyen sino una milésima parte de lo que debe hacer. Además, si la gente le dedica alguna alabanza inmerecida, él las calla, enfatizándoles: “Lo que estáis diciendo de mí no es cierto”. No desea que la gente le suponga cualidades que no posee.
4.- Una persona humilde puede tener todo: puede ser rica, inteligente, exitosa y respetada por todos, pero aún así no siente vergüenza alguna en hablar con los individuos mas bajos, conversar con los pobres – los cuales están abatidos y son sencillos -, asociándose con ellos y tratándolos como si fueran sus iguales.
5.- Cuando sabe que ha pecado, no siente vergüenza de confesar que ha hecho algo impropio. Si ha perjudicado a alguien, ya sea en su reputación o en sus finanzas, lo admite sin excusa y hace todo lo posible por reparar su error y pedir disculpas. En cambio cuando una persona es orgullosa, a pesar de que la gente le intente explicar que ha hecho mal- y él mismo comprenda que se tiene razón- , su soberbia lo hace ser terco y busca la forma de justificarse. Por ello, cuando ha avergonzado a alguien, nunca se le ocurre pedir disculpas. Debido al orgullo que tiene, piensa que nadie es mas grande que él y por, lo tanto no es propio de una persona importante el disculparse ante sus inferiores.
6.- Siempre habla callada y dulcemente, incluso con los miembros de su propia casa, y con mayor razón con la demás gente. Tampoco se enoja por motivos triviales, sobre todo cuando se trata de actitudes que pueden ser rectificadas.
Estos son los rasgos básicos a través de los cuales uno puede llegar a alcanzar la humildad. Si una persona se conduce conforme a ellos, toda su vida estará sana, tanto física como mental – y espiritualmente .
Además de esto, una persona verdaderamente humilde se convierte en el amo de la salud. La medicina misma reconoce que la humildad es altamente benéfica. Cuando un persona es orgullosa, siempre se siente insatisfecha y desanimada. Aún si adquiere una alta posición, no se siente satisfecha con él, pues siempre considera que no está recibiendo lo que merece. Una persona humilde, por el contrario, no presta atención a esas banalidades, y por ello siempre está satisfecha y contenta, sin albergar jamás SENTIMIENTO DE RENCOR. Obviamente, no queremos decir que la gente debe ser tan humilde que esté desprovista de emociones. Sin embargo, tampoco debe de prestar atención a los problemas que otros causan, con lo anterior evitará una muerte prematura.
Porción tomada de: Torah Anthology : The Twelve Tribes (Me’Am Lo’Ez Series by Yaakov Culi (1978-06-01) de Yaakov Culi.