“Y de una sangre a hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ellos” Hechos 17:26
Vuestra Fe y esperanza sea en Dios habiendo purificado nuestras almas en obediencia de la verdad por el espíritu en caridad hermanable sin fingimiento, amaos los unos a los otros de corazón puro. 1 Pedro 1:21 Cada uno de nosotros fue creado de una misma materia aquí en la tierra, físicamente ocupamos un cuerpo que nos ha sido designado para realizar nuestras actividades, y en los tiempos actuales nos formamos de un criterio propio por el entorno en el que nos desarrollamos, en ocasiones podemos ver que las situaciones que se dan en el mundo y que personalmente vemos mal, y sin darnos cuenta también pueden estar en nuestras vidas.
Vemos diferentes tipos de personas que pueden no ser compatibles con nuestra forma de creer, errores que son comunes en cualquier persona, ya que como humanos sufrimos las pruebas. Todos podemos sentir estas situaciones de distinta manera, pero sin importar en qué lugar de la tierra nos encontremos, todos vamos hacia un mismo fin. Tenemos un mismo Padre creador que nos hizo diferentes en el aspecto físico, y aunque tengamos personalidades y caracteres distintos, nos une una sola sangre, la ciencia no ha llegado hasta ese comienzo, donde en base a dos seres humanos fuimos creados cada uno de nosotros.
Todos de un mismo corazón, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables, no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición, si no antes por el contrario: bendiciendo llamados para poseer bendición en herencia. 1 Pedro 3:8
Juzgar con las vestimentas de Dios
Cada situación que vivo con mi prójimo, es una oportunidad para mejorar y cambiar lo que me detenga hacia mi meta final, no podemos dejar pasar estas oportunidades de cambio, por que no sabemos si el día de mañana nuestro Dios nos va permitir tenerlas nuevamente. Nuestro comportamiento cambiara si creemos que es posible el cambio. El cambio que puede estar a nuestra puerta tocando, lo ignoramos por las diversas ocupaciones que tenemos, las cuales no nos permiten mejorar nuestras relaciones con nuestros semejantes.
Estas situaciones son muy cotidianas durante mucho tiempo las vemos frente a nosotros pero hacemos caso omiso de los conflictos que son ajenos a nosotros, por no meternos en problemas, por que el día de hoy estoy feliz, pero cuando son tan cercanas que mueven mi comodidad es ahí donde ponemos un poco de atención, y reaccionamos no como nuestro Dios quiere que reaccionemos, si no como el mundo enseña que debemos comportarnos, agresivamente sin fijarnos primeramente en nuestra salud espiritual. Vestíos pues como escogidos de Dios Santos y amados, de entrañas de misericordia, de benignidad, de mansedumbre, de tolerancia Colosenses 3:12
Esa vestimenta que nos debe acompañar en nuestro andar para ser Santos a Jehová, una nueva forma de comportamiento, rarezas andantes que visualizan y procuran hacer las cosas no como el mundo espera que reaccionemos, si no como un verdadero hijo de Dios debe mostrarse, siendo ejemplo para potencia de Justicia de Dios. Andar como es digno del Señor, agrandándole en todo, fructificando en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios: Corroborados de toda fortaleza, conforme a la potencia de su gloria, para toda tolerancia y largura de ánimo con gozo; Dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la suerte de los santos en luz. Colosenses 1:10-12
Para aceptar a los demás hay que comenzar por nosotros mismos
Cambiando esta simple actitud y adquiriendo frutos que nos harán santos, será simple el aceptar a las personas tal y como son, si hemos entendido que la esencia de todo ser viviente proviene solo del creador, nuestra tarea es sencilla. Demandemos a Dios los frutos del espíritu, la tolerancia que nos enseña a vivir en armonía entre las gentes, teniendo los gestos que tengan, las expresiones que mas les acomoden, las costumbres que nos desagraden, las opiniones contrarias, las responsabilidades ajenas que no se cumplen, sus olvidos en las cortesías que para muchos son necesarias. Si entendemos esto, pronto seremos una luz en el camino que ayude a cambiar lo que en esas personas esta mal, a través primeramente de nuestro ejemplo, ellos verán cómo debe actuar alguien que busca ser llamado hijo de Dios y nosotros actuando con sabiduría les indicaremos el camino a seguir.
“Sin cesar, acordándonos delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, y del trabajo de amor, y de la tolerancia de la esperanza del Señor Jesucristo. 1 Tesalonicenses 1:3
No nos cansemos hermanos de buscar esa tolerancia que nos llevará a aceptarnos tal y como somos, una sola creación del todo poderoso.