¿Te imaginas tener la posibilidad de preparar un perfume, tan preciado que cualquiera que lo oliera quedara cautivado por su aroma? Jehová nuestro Dios nos enseña a cómo nosotros nos podemos convertir en ese perfume, para llegar al lugar donde habita y ser agradables delante de Él.

Comenzaremos con un poco de contexto, ¿de dónde surge la idea que podemos convertirnos en un olor agradable para Dios? Bien leeremos en el libro de Levítico una de las formas que enseña a su pueblo a guardar sacrificios como olor de suavidad.

Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda.

Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar; y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. (Levítico 1:2,8,9)

Aquí encontramos una de las referencias a la forma de ofrecer holocausto a Dios, si leemos los dos primeros capítulos de Levítico, hay diferentes momentos y formas de ofrecer ese reconocimiento a Dios, en este caso un animal era sacrificado sobre un altar, su sangre y su carne se quemaban, en este caso lo que quemaban en si, no era el olor agradable.

2 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra habitación que yo os doy, 3 y hagáis ofrenda encendida a Jehová, holocausto, o sacrificio, por especial voto, o de vuestra voluntad, o para ofrecer en vuestras fiestas solemnes olor grato a Jehová, de vacas o de ovejas; 13 Todo natural hará estas cosas así, para ofrecer ofrenda encendida de olor grato a Jehová. 14 Y cuando habitare con vosotros extranjero, o cualquiera que estuviere entre vosotros por vuestras generaciones, si hiciere ofrenda encendida de olor grato a Jehová, como vosotros hiciereis, así hará él. (Números 15:2,3,13,14).

En todas las ocasiones que menciona el verso 2 y que siguiera de una ofrenda encendida sobre el altar, su ofrenda se convertía en un olor grato de suavidad a Jehová, tanto para los que pertenecían al pueblo como los que eran extranjeros y quisieran participar.

Así que nuevamente, esa sangre y la carne de los animales quemada sobre el altar, no era literalmente lo que se convertía en un olor grato para Dios, así que para ver lo que es agradable delante de sus ojos, vamos a ver algunos ejemplos de lo que le desagrada.

Así ha dicho Jehová el Señor: Palmotea con tus manos, y golpea con tu pie, y di: ¡Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de Israel! porque con espada y con hambre y con pestilencia caerán. 12 El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado morirá de hambre; así cumpliré en ellos mi enojo. 13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron incienso a todos sus ídolos. 14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová. Ezequiel 6:11-14

El pueblo podía ofrecer el mejor animal, la mejor ofrenda que tuviera en sus manos, pero si su corazón estaba alejado de hacer su voluntad, ya no se agradaba Dios de esos sacrificios, lo podían mejorar con las mejores plantas y perfumes, pero si desobedecían ese olor ya no era agradable.

¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. (Isaías 1:12,13)

Así que no es lo que ofrecemos el olor grato, sino cómo lo ofrecemos, nuestro corazón y nuestra mente deben estar preparados para agradarle a él. como lo dice el Salmista “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”. (Salmos 51:17) Para que suba a Dios como un perfume grato que ningún perfumista pudiera fabricar, sino solamente nosotros a través de nuestras obras y pensamientos.

Entonces cómo convertirnos hoy en ese perfume agradable, primero recordar que los sacrificios que ahora hacemos, no son como en la antigüedad, ahora podemos manifestar con nuestros labios y nuestras obras que creemos en Dios y en su hijo Jesucristo que nos ha rescatado. Y ahora nuestra vida se convierte en ese sacrificio cuando cambiamos lo malo, por lo bueno; lo injusto por lo que es justo; La mentira por verdad; El odio por el amor.

Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. (Efesios 5:2)

Con su obediencia Cristo nos mostró la forma de mejorar nuestra fragancia. Andemos en amor, aunque la corriente nos diga lo contrario, esta es la forma de agradar.

Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios. Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. (Hebreos 13:15-17)

Seguimos ofreciendo sacrificios de suavidad a Dios, como nos enseña Jesucristo, con ayuda de su evangelio. Y las recomendaciones para convertirnos en ese olor de suavidad estarán siempre constantes, porque como buen perfume se perfecciona con la fórmula que tiene nuestro Dios para nosotros.

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. (Santiago 4:7-10)

Obras que nos ayudan a ser ese olor de suavidad, si conoces un olor delicioso en la creación de Dios, en eso nos convertimos si guardamos de poner por obra lo que nos recomienda.

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