“Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo:
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.” Mateo 22:35-38
Amar a Dios la respuesta que Jesucristo le dio al maestro de la ley que quería meterlo en problemas. Los doctores de la ley estaban acostumbrados a saber el número de preceptos y estatutos que estaban escritos, tal vez muchos de ellos aprendidos de memoria y recitados al pie de la letra, (613 preceptos mandamientos, leyes, estatutos, incluidos los diez mandamientos) del Antiguo Testamento, pero que con todo ese conocimiento habían olvidado la esencia de la ley. “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.”
(Mateo 22:39-40) 

Jesús nos explica que el propósito de las Sagradas Escrituras es el AMOR, “para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados.” (Deuteronomio 6:2) 

Tener temor de Dios es una gran Bendición en nuestras vidas, ese Temor lo manifestamos siendo obedientes a su palabra e instruyendo a nuestras Familias en la  Fe de Jesús. Hay cosas que ni el tiempo podrán borrar y una de ellas es el reconocimiento de un sólo Dios que nos han enseñado desde la antigüedad los que nos antecedieron. “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.”
(Deuteronomio 6:4-5) 

La Shemá Israel (del hebreo, שְׁמַע יִשְׂרָאֵל, ‘Oye, Israel’) es una de las Oraciones de gran importancia en la doctrina Judía. Es una Oración que vivifica nuestra relación con DIOS. Esta cita Bíblica es importante  tenerla presente en nuestras vidas todos los días.

“Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,”
(Hebreos 10:16)
 
Para que las leyes estén escritas en nuestros corazones hay que buscar el primer mandamiento, Dios es amor y lo es también su ley. Busquemos el amor hacia Dios, reconozcamos que Él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos.

“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.”
(Eclesiastés 12:13)

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