Los tatuajes y la Biblia son dos aspectos que se conjuntan en la historia de un pueblo, en el que Dios buscó apartarlos de toda costumbre, idea, actividad o ley. Que en alguna forma los fuera dañar. Porque Dios es uno y también así busca que lo sean sus hijos, seres integrales que puedan comprender todo a su alrededor para que sea de bendición y no algo que les perjudique.
Entonces podríamos decir que los tatuajes que en muchos casos son obras de arte, no nos dañan, porque son impresos en la piel, con técnicas que queman e inyectan tinta, que estará plasmada en el cuerpo hasta que muramos. Si un tatuaje te lo haces a los 14 años, será el mismo con el que te mueras. No cambia, lo único es la piel que envejece, y con ese tatuaje también lo hacen tus ideas y conceptos sobre lo que es importante.
Si los tatuajes solo afectan tu cuerpo físicamente, qué es lo que lleva a las personas a tomar una decisión como tal. Primero vamos a comentar un breve contexto del origen de los tatuajes.
Origen de los tatuajes
Se cree que la práctica del tatuaje se originó en diferentes momentos y lugares de manera independiente. En Egipto, por ejemplo, se han encontrado evidencias de tatuajes en momias que datan de al menos 2000 a.C. Los tatuajes en la antigüedad egipcia solían tener connotaciones religiosas y eran utilizados como símbolos de estatus.
En la antigua China, también se practicaban los tatuajes desde al menos el siglo V a.C. Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo, los tatuajes en China llegaron a asociarse con la criminalidad y fueron utilizados para marcar a los delincuentes como una forma de castigo.
Los amos tatuaban a sus esclavos para probar su propiedad, tal como los cowboys marcaban a su ganado. Quizás esta fue una de las razones por las que los nazis tatuaron a los seres humanos en Auschwitz. Además de ser una solución práctica que les permitía llevar un control sobre los prisioneros, también servía para deshumanizar a sus víctimas al despojarlas de su identidad singular.
El contexto actual es que dejó de ser un acto de rebeldía, ahora es una moda que las figuras que son ejemplo para la sociedad se tatúan. Ahora todo tipo de persona puede tatuarse sin algún remordimiento sobre lo que hacen en su cuerpo.
Así como los ponen también los quitan, hay procedimientos dolorosos con láser, que lo que hace es quemar una capa de piel para remover la tinta que fue impregnada, y tu piel se regenerará con quemadura, sin el rastro de tinta, pero con la herida del sufrimiento.
Dios aparta a su pueblo de seguir las tradiciones de otros pueblos
El pueblo de Israel en sus orígenes tuvo contacto con otros pueblos, como cuando estuvieron cautivos en Egipto, donde se practicaban estas costumbres de los tatuajes.
Cuando salen de ahí, realiza un pacto para prevenirlos de todas esas actividades que de alguna forma iba a dañarlos, ya sea en su cuerpo, en su alma o en su espíritu.
Y es en el libro de Levítico donde encontramos esta ley que dice:
Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová. Levítico 19:28
Impresiones, marcas, perforaciones, rajaduras, tatuajes, cortes, etc. Todo lo que pueda dañar de alguna forma tu cuerpo, Dios cuida tu integridad. Porque somos creación de Dios y el cuerpo que tenemos es perfecto, no necesita que le imprimas nada para saber lo que eres.
En el verso 2 del capítulo 19 dice el propósito de todo ese conjunto de leyes, que su pueblo se santifique y no practique lo que hacen otros pueblos. Entonces son leyes singulares no para todos, sino para aquellos que quieran ser parte de ese pueblo.
Cada una de estas leyes se ejecutaban así como estaban descritas, los pueblos que estaban en el entorno de Israel como los Egipcios, Caldeos o Babilonios, practicaban estas costumbres. Dios lo que buscaba era que se alejaran de ellas y se los prohibió.
Deuteronomio 7:6 les dice que son un pueblo diferente a todos los demás, y no debían practicar las mismas costumbres.
“Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra”.
Identidad del pueblo de Dios
Este pueblo es por elección, todos los que quieran ser parte de este, Dios establece un pacto con ellos. Donde hay compromiso a hacer lo que Él dice y como recompensa nos demuestra el beneficio del mandamiento, nos da bendiciones en todo lo que somos, para descubrir que en nuestra opinión no tiene nada de malo, pero él sabe todo lo que te puede llevar a tomar una decisión como esa y te previene.
Levítico 18:3,4 les dice: “no haréis como los egipcios, sino que serán un pueblo Santo”. Porque pacto había establecido con ellos para que guardaran sus leyes, que no mezclaran lo que hacían los demás y quisieran llevar esas costumbres al mismo lugar donde Dios los llamaba.
El contexto de estas leyes fue escrito para el pueblo de Israel, las leyes son claras y eternas como Dios las describe. El pueblo de Israel siempre considero Santo todo su ser, alma cuerpo y espíritu. Las leyes le ayudaban a lograr esa santidad. Para saber si son permitidos en ese contexto los tatuajes, este pueblo lo único que necesitaba es la ley que lo prohíbe. Tal vez nosotros necesitemos más contexto, pero una ley es clara su propósito, si marca una prohibición.
Ahora ¿de qué pueblo queremos pertenecer?, si es al pueblo de Dios, necesitamos guardar sus mandamientos, y dejar de hacer lo que otros pueblos por moda hacen. Si queremos ser parte de otro pueblo, podemos seguir las mismas costumbres que hacen los demás.
El evangelio de Jesús busca santificarnos.
Pero hasta el día de hoy, lo que hace Dios por medio de Jesús es santificarnos. Busca que no se mezclen nuestros pensamientos con el de los demás, especialmente porque conoce el todo del hombre. Él escudriña los corazones y sabe las intenciones de nuestros pensamientos.
como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 1 Pedro 1:15,16
Esta cita hace referencia al mismo mandamiento que les dio en la antigüedad, a santificarse y no hacer lo que otros pueblos hacen.
1 Corintios 6:19 habla del templo del espíritu y de la santidad que debe haber en él. Y si habla de la fornicación, pero al principio de la exhortación dice: “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. Hace una generalidad a todo lo que pueda apartarme de esa santidad del cuerpo.
Las leyes cubren la integridad de nuestro ser, alma, cuerpo y espíritu. Cada ley que Dios dejó son para que no faltemos en ninguna cosa. 1 Tesalonicenses 5:23 nos llama a ser santificados en todo.
2 Corintios 13:7 Y oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis; no para que nosotros aparezcamos aprobados, sino para que vosotros hagáis lo bueno, aunque nosotros seamos reprobados.
Esta cita nos invita a trabajar en todo lo que nos pueda llevar a la perfección. Y en qué ley revisamos si Dios permite los tatuajes, la ley que fue escrita y que creemos que es perfecta, porque así es todo lo que hace Dios.