“…Porque los que en nosotros son más honestos, no tienen necesidad: mas Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba; Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se interesen los unos por los otros. Por manera que si un miembro padece, todos los miembros a una se duelen; y si un miembro es honrado, todos los miembros a una se gozan. Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros en parte.”
(1ª. Corintios 12: 12-27).
Vamos a reflexionar sobre la importancia de la UNIDAD, ponderando el hecho de que ésta es vital para la salud de la humanidad, contestemos estas preguntas:
¿Qué tan importante es la Unidad? ¿Cómo se logra? ¿Cómo se mantiene? ¿Cuáles son sus frutos? ¿Qué enseñó Jesús al respecto?
La importancia de la Unidad
En un sentido muy amplio, debemos reconocer que la Unidad es importantísima, como medio eficaz para lograr objetivos, un refrán común dice: “la unión hace la fuerza”, y esto es cierto, y para demostrarlo podríamos considerar el ejemplo de la cuerda, o la soga; está compuesta de muchos hilos, que ciertamente de manera individual son débiles, se pueden romper con facilidad; pero cuando unimos dos, la fuerza para romperlos se duplica, y mientras más hilos vayamos agregando, será más difícil lograr romperlos, hasta que sea imposible con nuestras fuerzas romperlos.
Algo similar a lo expuesto lo vemos en Eclesiastés 4:12 : “…cordón de tres dobleces no presto se rompe..”, y las Santas Escrituras nos proveen de otros ejemplos, algunos con un propósito positivo y otros negativo; sin embargo, la finalidad es que en ambos casos se confirma la fuerza que emana de LA UNIDAD:
En Génesis 11:1-6 “…y dijeron vamos, edifiquemos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos por sobre la faz de toda la tierra…Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos estos tienen un lenguaje: y han comenzado a obrar, y nada los retraerá ahora de lo que han pensado hacer…”.
Esta historia sería conocida como “La Torre de Babel”, que quiere decir “confusión”, pues Dios tuvo que confundir sus lenguas para hacerles desistir de su propósito, y nos podemos dar cuenta que según las palabras de nuestro Dios estaban tan unidos en su objetivo que: “nada les haría desistir de cumplir con sus propósitos”.
Las enseñanzas del Maestro no soslayaron la Unidad, por el contrario sus mensajes abordan frecuentemente este tema:
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador, todo pámpano que en Mí no lleva fruto, le quitará; y todo aquel que lleva fruto, le limpiará, para que lleve mas fruto. Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado. Estad en Mí, y Yo en vosotros, como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no estuviere en la vid; así ni vosotros si no estuviereis en Mí. Yo soy la Vid, y vosotros los pámpanos; el que está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis hacer.”
(Juan 15:1-5).
En este ejemplo vemos que el Cristiano debe mantener la Unión con El Señor, a fin de poder llevar frutos.
En el Evangelio de Juan vemos varias citas en las que El Maestro da cuenta de la importancia a la Unidad como el vínculo amoroso entre Dios y Jesús; Jesús y su Iglesia; además pondera La Unidad, a tal grado, que la pone como un testimonio de que el mundo habría de reconocer por medio de ésta, a Jesucristo como hijo de Dios (Juan 10:30; 17:12,13, 20,21 ).
Logrando La Unidad
En los textos de inicio de este tema (1ª. Corintios 12:12-27), el Apóstol Pablo, de manera elocuente y comprensible manifiesta su manera de entender la Unidad; representa el cuerpo de creyentes o sea la Iglesia como un cuerpo humano, donde hay muchos miembros distintos los unos de los otros, con distintas funciones y operaciones cada uno, pero todos concuerdan en la armonía, todos se ayudan de acuerdo a sus funciones buscando propósitos comunes.
Cómo mantener la Unidad
“Y sobre todas estas cosas vestíos de caridad, la cual es el vínculo de la perfección.” (Colosenses 3:14). Es incuestionable que el amor fraterno es un aliado preponderante para lograr y mantener La Unidad “Y considerémonos los unos a los otros para provocarnos al amor y a las buenas obras.” (Hebreos 10:24). ¿De qué manera nos estimulamos al amor? No siendo altivos, con un amor sin fingimiento, compartiendo las necesidades de los santos, compartiendo nuestros sentimientos (Romanos 12: 16,9,13,15), y finalmente, las palabras de Jesús que se citan en Juan 13:34,35 “..Que os améis unos a otros: …En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”.
Los frutos de la Unidad
La respuesta nos la da de manera muy clara la Bendita Palabra de Dios: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos igualmente en uno!” (Salmos 133). Las bondades de la Unidad, la fuerza de la Unión son muy claras, no son conceptos abstractos, son herramientas útiles para el logro de los objetivos de la humanidad. No debemos o podemos caer en divisiones.
¡Tengamos mucho cuidado de estimular La Unidad entre nosotros!