Si hay algo que nos debe identificar como Hijos de Dios, es el amor qué hay en nosotros. Dios es amor, y el que conoce a Dios lo a conocer mediante este don divino que sólo el que es amor, nos puede enseñar.
Cuando piensas en el Padre o en el Hijo, ¿Qué es lo primero que se te viene a la mente? Algo que los caracteriza es en lo que son en esencia. Todo lo que Dios creó fue perfecto, bueno y creado en amor. También cada uno de nosotros, fuera de nuestra conexión física o de sangre con nuestros padres, también está la conexión espiritual que guardamos con Dios.
El Amor en la Biblia: Un Mandato y un Don Divino
El amor es un concepto fundamental en la fe en Cristo Jesús, y la Biblia ofrece una comprensión profunda y rica del amor en todas sus formas. El amor no solo es un sentimiento o una emoción, sino un mandato y un don divino que influye en todos los aspectos de la vida de los que creemos en Dios.
1. El Mandato del Amor:
- El Gran Mandamiento: Jesús enseñó que el amor es el mandamiento supremo. En Mateo 22:37-39 (RVR1960), dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
Si es el primer mandamiento, es el que debemos conocer mejor, y cuidar todo lo que es. Es un conocimiento que se encuentra en toda la escritura, los mandamientos y las vivencias que leemos del pueblo de Israel, están llenas de amor. Los protegió como un Padre a sus hijos, como un gallina a sus polluelos (Lucas 13:34).
- El Amor al Prójimo: En Mateo 5:43-44 (RVR1960), Jesús también nos insta a amar a nuestros enemigos y orar por quienes nos persiguen, lo que demuestra la universalidad del mandato del amor.
Y así aprendemos a aplicar el conocimiento de Dios, cuando lo practicamos con quien diariamente convivimos, y tenemos la oportunidad de conocer también lo que es Dios por medio de nuestro prójimo. A todos nos bendice, y reconocemos que gracias a que los demás reciben, nosotros somos bendecidos también. Al final Dios establece una gran familia espiritual bajo un mismo Padre.
2. El Don Divino del Amor:
- El Amor de Dios: La Biblia describe el amor de Dios como perfecto y desinteresado. En 1 Juan 4:8, se dice: “El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”
- El Espíritu Santo y el Fruto del Amor: En Gálatas 5:22-23 (RVR1960), se menciona que el amor es uno de los frutos del Espíritu Santo, lo que significa que el amor es algo que el Espíritu produce en la vida de los creyentes.
El amor nos ayuda a perfeccionarnos, porque conocemos la fuerza con la que fuimos creados. Y así reconocemos que estamos en el buen camino de la perfección, porque nuestras obras son fundadas en amor.
3. El Ejemplo Supremo de Amor:
- El Sacrificio de Cristo: El amor se ejemplifica en el sacrificio de Jesucristo en la cruz por la humanidad. En Juan 3:16 , leemos: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna.”
Y así nos enseño Jesús que no hay mejor muestra de amor, que la que nos enseñó, al entregarse en vida por nosotros. Tomar esta decisión fue para darnos una por túmidas de lo que conoció Él. Sabiendo que su Padre siempre lo cuidaría y que lo salvaría de la muerte.
4. El Amor en la Práctica:
- El Amor Fraternal: Somos llamados a amar a nuestros hermanos y hermanas en la fe. En 1 Juan 4:11, se dice: “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.”
- El Amor en las Relaciones Familiares: La Biblia también enseña sobre el amor en las relaciones familiares, esposos, esposas, padres e hijos. Por ejemplo, Efesios 5:25 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.”
El amor nos debe seguir donde quiera que estemos, y con cualquier persona. En ellos podremos poner por obra estos mandamientos. Es el camino a la perfección, porque de forma desinteresada vemos por los demás, nos ocupamos de las necesidades que tiene el otro. Porque esta es la ley de Cristo, amarnos. Bajo este mandamiento podemos cuidar que lo estemos haciendo de la forma en como somos enseñados por Jesús.