ESTO también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos: Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes á los padres, ingratos, sin santidad. (2a. Timoteo 3:1,2)
La palabra de Dios nos advierte de los tiempos que estamos viviendo, es muy sabio buscar esos avisos para estar preparados para las cosas que debemos confrontar. No es algo que nos sea sorpresa de la codicia que abunda y del peligro que representa que la humanidad viva codiciando, según la definición la codicia es: Ansia de riquezas, ambición, avaricia, avidez. Deseo vehemente de algún bien material o espiritual codicia de poder.
Si no hay la intención en el corazón de ayudar, de que nuestras ganancias tengan un bien común, puede ser peligroso que empecemos a ganar tanto material como espiritual. Hemos visto muchos ejemplos en el mundo político y religioso, donde sus dirigentes han buscado las ganancias deshonestas antes que ayudar al prójimo, entonces ¿qué objetivo tiene que ellos posean?
Porque del deseo de su corazón se jacta el impío, y el codicioso maldice y desprecia al Señor. (Salmos 10:3) La codicia aleja la posibilidad de conocer a Dios y que seamos confortados por su palabra.
Y díjoles: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. (Lucas 12:15)
Nuestro Señor Jesucristo nos recomienda que nos abstengamos de vivir codiciando, que nuestro afán no sea las riquezas de este mundo que ha diseñado un sistema para consumir todos los días sin saciar nuestra alma. Nuestra vida nunca debe estar definida por los bienes que poseemos o que vemos en los demás, enseguida de esta enseñanza nos dice una parábola:
Y refirióles una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había llevado mucho;
Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos?
Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes; Y diré á mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, huélgate.
Y díjole Dios: Necio, esta noche vuelven á pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios. (Lucas 12:16-21)
Te has puesto a pensar en todo el tiempo que le dedicamos a satisfacer nuestros deseos materiales: Una casa, un auto, un celular, un viaje, una carrera, un juguete, etc. Pero lo poco en lo que trabajamos por salvar nuestra alma de desear, darle descanso verdadero y gozar de lo que tenemos. Gozar de lo que es importante para nuestra salvación. Esta enseñanza de Cristo termina así:
Y dijo á sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis. La vida más es que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen cillero, ni alfolí; y Dios los alimenta. ¿Cuánto de más estima sois vosotros que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afán añadir á su estatura un codo? Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen: no labran, ni hilan; y os digo, que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios á la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada en el horno; ¿cuánto más á vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no procuréis qué hayáis de comer, ó qué hayáis de beber: ni estéis en ansiosa perplejidad. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; que vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas. Mas procurad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. (Lucas 12:22-31)
Cada obra, cada pensamiento y cada palabra es tomada en cuenta para Dios, nos advierte de los males del mundo para que no caigamos en ellos y si ya estamos inmersos hay que purificarnos. Deshazte de las cosas que no usas, regalarlas a alguien que si las necesita es una acción de caridad. Si tienes dos y solo necesitas uno, comparte. Invierte más tiempo en tu salvación, dedícale al estudio y al conocimiento de Dios. Practica la caridad, comenzando desde casa y sal a buscar la necesidad que tanto hay en nuestro entorno.
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia de que gocemos: Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, que con facilidad comuniquen; Atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano á la vida eterna. (1era. de Timoteo 6:17-19)
Trabajemos por un objetivo mayor a las riquezas, a la codicia, la avaricia. La vida eterna es algo digno porque sacrificar y dejar de lado lo que este mundo atesora, duele saber que los corazones de los hombres han abrazado la codicia y un peligro inminente esta presente. Nuestro Dios nos presenta las herramientas para defendernos y limpiarnos de los malos deseos, prosigamos y sigamos limpiando corazones en codicia.