A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia. Deuteronomio 30:19
Quizá Dios dibuja nuestro camino con lápiz y nos da libertad de que nosotros lo marquemos con tinta. Sólo que a veces, por descuido o necedad, nos salimos del trazo marcado. Pero Él nos lo permite.
No es que sea malo o no nos esté cuidando, lo hace para que aprendamos. Nos deja ser libres para que construyamos con las experiencias de tristezas, alegrías, fallos y triunfos un trazo de tinta más fino para delinear el camino. Confía en nosotros y por eso nos deja elegir. Sabe que habremos de regresar al camino que Él dibujó desde el principio. Y cuando regresamos -estoy seguro, pues lo he sentido- Él sonríe.