En la naturaleza humana el proceso de comunicación es una necesidad, con uno mismo, con nuestro prójimo, con la naturaleza, con el universo o con algo superior que de respuestas de nuestra existencia. La esencia del conocimiento es la comunicación, cuando es comunicada una idea o pensamiento es cuando se hacen real y auténtico; de lo contrario, sólo quedaría en la mente del autor y los demás no sabríamos de su existencia, sería una fantasía en la mente de alguien más.
Dios también tiene necesidad de comunicar: “Ciertamente el Señor DIOS no hace nada sin revelar su secreto a sus siervos los profetas.” (Amós 3:7). Los pensamientos de Dios han sido puestos para que los entendiéramos si es nuestro deseo; así que surge una pregunta: ¿Cómo comunica Dios a la humanidad su mensaje de forma que lo podamos entender?
“Que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu.” (Efesios 3:5).
La revelación es la forma perfecta en cómo Dios nos comunica su voluntad, a fin de que semos avisados de lo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá. Qué gran bendición es tener tal conocimiento sin necesidad de consultar adivinos o espiritistas.
Leamos una porción de su Palabra:
Sino como está escrito:
COSAS QUE OJO NO VIO, NI OÍDO OYÓ,
NI HAN ENTRADO AL CORAZÓN DEL HOMBRE,
son LAS COSAS QUE DIOS HA PREPARADO PARA LOS QUE LE AMAN.
Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios. Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado gratuitamente, de lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales. Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente. En cambio, el que es espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado por nadie. Porque ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR, PARA QUE LE INSTRUYA? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. (1a. Corintios 2:9-16).
¿Crees poder solo entender el conocimiento del Eterno? Cuántas personas en el mundo han leído la Biblia, pero cada uno ha hecho su propia interpretación; por ello vemos tantas religiones y grupos que dicen buscar a Dios. Si el espíritu de Dios no lo revela, quedará oculto a los ojos del hombre. La revelación del Espíritu Santo al hombre, tiene ese propósito en este tiempo, poderlo conducir a la comunicación pura y verdadera, con aquel autor que tiene para nosotros guardado los designios que la humanidad ha buscado por muchos años: La eternidad, la muerte, la vida fuera del planeta tierra, las riquezas, el amor, la paz, la ciencia, etc.
Amar a Dios y buscar la comunicación por medio de su Palabra. ¿¡Qué sería de nosotros sin una guía en este mundo!? El mundo lo está probando y se encuentra perdido, no hay justicia ni paz, la incertidumbre y los desaciertos nos pueden llevar a la perdición eterna.
“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan.” (Apocalipsis 1:1).
Recuerda que: La palabra de Dios no vino por medio de la investigación científica, ni por el razonamiento humano, sino por medio de la revelación de Dios hacia el hombre.
El vehículo para que la Palabra fuera revelada es el Espíritu Santo.