Satanás es “la serpiente antigua, la cual es llamada Diablo y Satanás”. Y que él es el adversario de Dios y de su Pueblo. (Ap. 20:2, 1 P. 5:8; 2 Co. 11:14; Mt. 13:39; Ef. 6:10-12; Lc. 10:18; Jn. 8:44; Ap. 12:9, 20:10).
“Sed templados, y velad; porque vuestro adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien devore” (1a Pedro 5:8)
El hombre ha sido una víctima de Satanás desde que el pecado entró en el mundo, hasta el tiempo presente. Influye en las personas, en los hogares, en las sociedades, en los gobiernos, para apartarlos de los caminos de Dios.
No nos debe extrañar esto que afirmamos, porque este ser, habiendo sido un querubín grande y hermoso desde el día en que fue creado, estuvo en el santo monte de Dios, siendo perfecto en todos sus caminos, hasta que se halló en él la maldad y se enalteció su corazón. Dios lo arrojó de ese lugar a la tierra. Él se hace presente ante los reyes de la tierra para que lo miren, le sigan y se maravillen de sus obras (Ezequiel 28:13-19).
Como consecuencia ahora lo encontramos tratando de engañar a la humanidad mostrándose en su interior, no en lo exterior, es un ser imperceptible, no físico porque es un espíritu. El apóstol Pablo nos dice que: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires” (Efesios 6:12).
La Iglesia de Dios está advertida de que es un poder invisible que acosa continuamente a la humanidad. Nos corresponde denunciar su obra malévola y dañina entre los hombres; este problema es grande y delicado, y requiere un remedio, pues debiera ser de mucho interés para todos, tanto para gobernantes, como para nosotros.
Satanás tiene diferentes nombres revelados en la Biblia, como Diablo, Serpiente antigua. Adversario, León rugiente, Dragón, Engañador, Lucero de la Mañana, etc., pero a pesar de sus muchos nombres y títulos, debemos conocerle como es, astuto y destructivo en el corazón del hombre.
El corazón del hombre es el lugar en donde se originan los malos pensamientos y las acciones (Mateo 15:19). Satanás se aprovecha de la debilidad humana para transformar el corazón del hombre en un instrumento de maldad.
Con la finalidad de rescatarlo y librarnos a nosotros mismos de sus garras, debemos conocer mejor la táctica que usa Satanás y no ignorar como influye en el interior del hombre, pues esto nos lleva solamente a la destrucción.
Por tanto hermanos, si conocemos el daño que hace Satanás en el hombre, nosotros que tenemos la sanidad de Dios, que es pormedio de su Palabra, debemos tomar en cuenta estos consejos que es medicina para nuestro hombre interior y atender a lo dicho por el apóstol Pablo: “… estad firmes contra las acechanzas del Diablo; … ceñidos vuestros lomos de verdad y vestios de la cota de justicia…” (Efesios 6:11-17).
Asistir al culto del sábado puntualmente y guardar los mandamientos de Dios nos alejará de la influencia de Satanás y nos llevará por el camino de Dios.