Gracias a dios que tenemos pruebas constantes de nuestra fe, toda nuestra vida hay decisiones que nos llevan a pensar, en si hacemos las cosas como todos los demás o buscamos a Dios para que nos de su consejo. Creer en Dios, no es sólo mantener su nombre en nuestros labios y que pronuncien su grandeza, también es poner por obra sus mandamientos, obrar justicia y hablar verdad conforme a su palabra (Efesios 6:14).

Gracias a Dios que tenemos esto en nuestro corazón, algo que no nos permite descansar o acomodarnos en la vanidad de la vida; tenemos un Espíritu Santo que nos redarguye y nos llama a mejorar y seguir trabajando para la obra de nuestro Dios.

Si estamos acomodados en los deseos de la vida, significa que nos ha distraído nuestro enemigo en la lucha espiritual; siempre es bueno saber cuándo hay que buscar el consejo divino, no ser orgullosos buscando nuestra propia gloria, sino con humildad pedirle a Dios su sabiduría para poder elegir lo bueno y lo eterno.

“Porque Jehová será tu confianza, y él preservará tu pie de ser preso”. Proverbios 3:26.

Hay basto conocimiento, ciencia, filosofías y creencias que van en contra de la voluntad de Dios, si no buscamos constantemente su consejo divino, la fuente de conocimiento que tiene el mundo puede invadir nuestra mente y corazón, y sin saberlo estaríamos contaminando nuestro ser con obras no dignas de arrepentimiento. Nuestra fe será probada por nuestro Dios, él sabe los deseos de nuestro corazón y por ello tan importante que purifiquemos constantemente nuestro cuerpo.

Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia. (Hebreos 10:22)

El corazón del hombre es muy frágil si no se encuentra fortalecido en espíritu de Dios, es sencillo comprobar cuando nos alimentamos carnalmente y en ese alimento no hay saciedad, sino por el contrario, se quiere más y más de lo que estamos alimentando a nuestra carne. Como ejemplo: Horas y horas de televisión, videojuegos, series, redes sociales, videos, chismes, banqueteos, etc. Podemos observar cómo se pasa mucho tiempo haciendo estas actividades, que no nos edifican, sino solo son distractores (Examinadlo todo; retened lo bueno.) y pareciera que siempre la carne requiere más. Uno de los consejos de nuestro Señor Jesucristo es el siguiente:

Respondió Jesús y díjole: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá á tener sed; Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. (Juan 4:13,14)

Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. (Juan 6:55)

El consejo de Dios siempre ha sido que tengamos un pastor, que ahora es Jesucristo y él nos mostrará el camino para dominar los deseos de nuestra carne.

La palabra de Dios contiene todas las características de nutrición para nuestra alma, cuerpo y espíritu; tres partes que hay que nutrir adecuadamente para resistir las asechanzas del diablo, sino Satanás vendrá y verá una casa vacía donde hacer morada. Una casa donde no mora Dios, es una casa desprotegida y que no ha sido construída sobre la peña, así que por qué no volvernos íntimos con Dios para que proteja nuestros pasos.

¿Cómo se adquiere la confianza en Dios?. “Amístate ahora con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien”. (Job 22:21). Ningún hombre puede lograr tener confianza en Dios por la experiencia de otro. Cada uno personalmente debe venir a Dios y aprender de Él. Si queremos herramientas que nos protejan del mal, hay que buscarlas de la fuente eterna de salvación, fuente de agua de vida eterna.

Por eso nuestra lucha espiritual, nuestro bautismo de fuego es todos los días, pruebas con las que podremos solicitar un lugar a la vida eterna y no quedar varados en el Egipto espiritual, ¿queremos consejo? Busquemos el consejo divino para proteger nuestras almas de pecado, escucha el testimonio de hombres que han aprendido a confiar en Él, Job dijo: “He aquí, aunque me matare, en él esperare (Confiare)” (Job 13:15). David dijo: “Jehová es mi pastor, nada me faltara…” (Salmo 23:1). Pedro Dijo: “Sabe el Señor librar de la tentación a los píos, y reservar a los injustos para ser atormentados en el día del juicio” (2a Pedro 2:9). Pablo dijo: “…Yo sé en quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (2a Timoteo 1:12).

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