¿Te gusta dormir, trabajar, comer, beber, leer, jugar, amar? Pues estos son algunos de los placeres que Dios otorgó a los seres vivos para disfrutar de la vida. Sin embargo, lo mejor que puede hacer el hombre es disfrutar de aquella gloria que Dios nos da, recordando que lo debemos hacer con el conocimiento de que todo aquello proviene de Dios.

 ¿Qué provecho tiene el que trabaja en lo que trabaja? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado á los hijos de los hombres para que en él se ocupasen. Todo lo hizo hermoso en su tiempo: y aun el mundo dio en su corazón, yo he conocido que no hay mejor para ellos, que alegrarse, y hacer bien en su vida: Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. Eclesiastés 3:9-13.

Es importante reconocer que todos aquellos placeres siempre deberán ser considerados como una recompensa por estar al servicio  de nuestro Dios, no olvidando que son temporales y efímeros, por lo que   en todo momento esforcémonos por llevar una vida de obediencia hacía Dios. 

No negué á mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas: y he aquí, todo vanidad y aflicción de espíritu, y no hay provecho debajo del sol. Eclesiastés 2:10-11.

Así también, como se nos permite disfrutar es importante mencionar que tales placeres nos pueden llevar a transgredir una Ley, por ejemplo: por diversión con amigos, o simplemente quedarnos dormidos en casa; así también con el tomar  vino  puede llevarnos a ofender a la familia o al prójimo; de igual forma el comer alimentos restringidos en la ley por consentir simples antojos o que nos permita integrarnos a algún grupo social, y es así por citar algunos ejemplos donde el placer nos hace esclavos del pecado. 

Porque antes también nosotros éramos insensatos y rebeldes; andábamos perdidos y éramos esclavos de toda clase de deseos y placeres. Vivíamos en maldad y envidia, odiados y odiándonos unos a otros. Tito 3:3. 

Y es que una vez que el placer se vuelve prioridad en nuestra vida, también trae consigo mucho dolor, tristeza y calamidad.  ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez!; ¡que se están hasta la noche, hasta que el vino los enciende!  no consideran la obra de sus manos. Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento. Isaías 5:11-13. 

Es por ello que los invito a considerar nuestra forma de llevar nuestra vida, pues nuestro paso por esta tierra es corto y solo el Eterno conoce el tiempo de nuestros días en ella. Así también que nuestra vida es una gracia de Dios, y quien además tiene misericordia de nosotros pues a pesar de que no lo merecemos, nos brinda un sinfín de bendiciones para disfrutar.

Recuerda que la vida en esta tierra es temporal y no debemos adaptarnos a una alegría efímera, si no que nuestros ojos esten siempre  puestos en su gloria, la única que perdurará para siempre.

 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2. 

No olvides pedir la dirección del espíritu santo para desarrollar una vida agradable a Dios sin romper ningún mandamiento, que esa sea nuestra meta.

Finalmente, que servir a Dios sea siempre nuestro gozo y el seguir a Jesús sea un deleite en nuestra vida; así estaremos forjando una esperanza de recibir una vida llena de virtud en el reino, mientras tanto debemos alimentarnos de un pan espiritual, y saciar nuestra sed de la doctrina de Dios nos llevará a un Pacto de eternidad…  

Todos los que tengan sed, vengan a beber agua; los que no tengan dinero, vengan, consigan trigo de balde y coman; consigan vino y leche sin pagar nada. Óiganme bien y comerán buenos alimentos, comerán cosas deliciosas. Vengan a mí y pongan atención, escúchenme y vivirán. Yo haré con ustedes una alianza eterna. Isaías 55:1-3

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