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El beneficio de las leyes escritas

Las leyes escritas son cruciales para el orden, la justicia y el bienestar de cualquier comunidad. Sin ellas, surgen problemas de inestabilidad y desigualdad.

Las Leyes de Dios: Desde lo Oral hasta lo Escrito

La iglesia establecida por Cristo, que Dios fundó para la salvación de la humanidad, siempre ha operado bajo leyes. Inicialmente, estas leyes divinas se transmitieron oralmente a través de los patriarcas, asegurando un orden familiar y social.

Cuando el pueblo de Dios se convirtió en una nación y se estableció en una tierra, Dios entregó sus leyes de forma escrita en dos tablas de piedra, junto con preceptos adicionales. Estas leyes abarcaban todos los aspectos de la vida del pueblo, buscando su perfección y sirviendo de ejemplo a otras naciones. Durante aproximadamente 4000 años, antes de la venida de Jesús, estas leyes, ya fueran orales o escritas, fueron transmitidas fielmente, guiando a las generaciones.

Jesús y la Perfección de la Ley

En tiempos de Jesús, la interpretación y aplicación de las leyes de Dios se habían corrompido. La gente cumplía los sacrificios de forma superficial, sin un arrepentimiento genuino ni comprensión de su verdadero propósito.

Jesús no vino a abolir la ley, sino a cumplirla y perfeccionarla. Él la cumplió literalmente, dando ejemplo a su pueblo. Además, reveló nuestras deficiencias humanas en el cumplimiento de estas leyes y nos enseñó cómo volver al orden divino original. Las leyes de Dios son perfectas y siempre nos ofrecen oportunidades de crecimiento y perfeccionamiento personal.

El Nuevo Cumplimiento a Través de Cristo

La clave para el cumplimiento de la ley es Jesús. Él es la piedra angular que derriba las barreras de la antigua ley, permitiendo que cualquier persona la guarde con fe. Antes, se necesitaban tabernáculos, animales y sacerdotes para la reconciliación con Dios. Ahora, Jesús cumple cada aspecto de esas leyes en sí mismo.

Gracias a que las leyes están escritas, podemos comprender cómo cumplirlas hoy en día. Las futuras generaciones tienen un fundamento sólido para entender el “porqué” del cumplimiento en Cristo. En Él, establecemos la ley, y desde esta perspectiva, cada precepto divino es un beneficio y una bendición para la humanidad.

La Transición de la Ley de Moisés con Jesús

La Ley de Moisés experimentó una transición significativa con la llegada de Jesús. No desapareció, sino que algunas de sus prácticas, que eran “sombras” de la realidad futura, cambiaron para dar paso a la plenitud en Cristo.

Las leyes de Dios se dividen en:

  • Los Diez Mandamientos (Decálogo Divino): Permanecen inalterables.
  • La Ley de Moisés: Incluye normativas diversas (sanitarias, civiles, agrícolas, judiciales, militares, etc.).

La transición se centró en la sección del Culto de la Ley de Moisés. Prácticas como la circuncisión, el sacerdocio y los sacrificios detallados en Levítico cambiaron fundamentalmente porque Cristo, a través de su muerte, absorbió el propósito de estas prácticas, siendo desde el principio una prefiguración de Él.

Vigencia y Adaptación de las Leyes Divinas

Las leyes de Dios siguen vigentes, pero su aplicación puede variar por circunstancias y transiciones. Algunas ordenanzas vinculadas a prácticas paganas antiguas ya no se ejecutan, aunque podrían resurgir si esas costumbres volvieran.

Ciertas leyes (como las de sacrificios o las cabañas) fueron suspendidas temporalmente debido a condiciones específicas (desierto, cautiverio), pero no fueron abolidas; se retomaron cuando fue posible. De manera similar, las leyes agrícolas, aplicables en Israel, no rigen para judíos dispersos, pero sí para miembros de la Iglesia de Dios que cultivan.

Para los gentiles convertidos, los Diez Mandamientos permanecen vigentes. Sin embargo, algunas partes de la Ley de Moisés no se aplican o han sufrido transiciones (como el sacerdocio). Esto no anula la ley, sino que la establece de una nueva forma.

En la era evangélica, algunas leyes que eran “contrarias” a los gentiles fueron suprimidas por el sacrificio de Jesús. Esto permitió la unificación de judíos y gentiles en Cristo, eliminando barreras que impedían la adoración conjunta en el Templo.

En el futuro Templo milenial, solo los redimidos transformados tendrán acceso. Los gentiles incircuncisos no transformados no podrán entrar, ya que las leyes de ese tiempo serán conocidas por todas las naciones. La destrucción del Templo en el 70 d.C. llevó a los judíos a una reevaluación de la Ley de Moisés y su ley oral, esperando su restablecimiento pleno al regresar a su tierra.

Citas Bíblicas Clave:

  • Salmos 137:1-4
  • Éxodo 23:19; Números 15:18-21; Deuteronomio 26:1-2
  • Romanos 3:31
  • Hebreos 4:2; 10:8
  • Colosenses 2:14
  • Isaías 35:8; 52:1; Ezequiel 44:7; Hechos 11:3
  • Hebreos 10:1-10
  • Hebreos 9:24
  • Éxodo 20:3-17; Deuteronomio 5:7-21
  • Deuteronomio 23:13; Deuteronomio 24:1; Éxodo 23:19; Éxodo 23:1-3; Deuteronomio 25:1-3; Deuteronomio 24:5
  • Hebreos 7:12
  • Apocalipsis 13:8

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