“Y oró Eliseo, y dijo: ruégote, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del mozo, y miró: y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.”
(2º. de Reyes 6:17)
Nosotros, la criatura humana, tenemos ante nuestros ojos un mundo lleno de flores, un cielo lleno de estrellas, puestas de sol hermosas, y mil objetos o fenómenos de la naturaleza, pero, ¿Nos hemos interesado por descubrir a su creador o autor?. No, en muchas ocasiones la respuesta es negativa, aún más triste es, confirmar su condición de Lector de La Palabra de Dios con un velo sobre el corazón, con los ojos del entendimiento cegados, que no le permiten ver el gran valor que Dios le dio, “Pues le has hecho poco menor que los ángeles, y coronástelo de gloria y de lustre”. (Salmos 8: 5)
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