La falta de control sobre la vanidad se manifiesta de muchas formas en nuestra vida, siendo la vida misma calificada como vanidad por el sabio Salomón. Todos nuestros deseos de personas mortales, pero con apego a las cosas, bienes y reconocimientos de este mundo que ha de terminar; y aún aquellos logros en los que quisiéramos ser reconocidos por el esfuerzo tan grande que hacemos para Dios, creyendo que por esto somos mejores que los demás… Y es que la vanidad puede ser algo que nos impida acercarnos a Dios, nos aleje de nuestros verdaderos pensamientos y propósitos; y nos limite en nuestro desarrollo espiritual.
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