Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, las desvergüenzas, el ojo maligno, las injurias, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. Marcos 7:21-23

Eventualmente podemos tomarnos unos momentos y analizar lo que ocurre a nuestro alrededor, en esos momentos hay muchas cosas que ya dejaron de sorprendernos, siendo eventos realmente delicados y graves los que observamos. Hay muchas otras cosas  que están pasando y nos sorprenden, pero en realidad son eventos vacíos y sin significado. No importando los medios por los que nos enteramos de lo que ocurre, ya sea por un medio electrónico, red social, periódico, etc. Cada información que entra por nuestros ojos y analizamos con el corazón y nos afecta de alguna manera ¿te has puesto a ver cómo te afecta o te es indiferente?.

En estos momentos podemos leer algunos de los titulares a nivel mundial y aquí cito tres de ellos:

  1. Carreteras cerradas, 180 vuelos cancelados y turistas varados en Pekín por contingencia.
  2. Llama Sección 22 a una “lucha civil organizada” en contra del gasolinazo.
  3. Cancelación de Ford es solo el comienzo, “hay más por venir”: Trump.
  4. Netanyahu advierte de que no acatará la resolución de la ONU contra los asentamientos: El Gobierno de Israel adopta represalias diplomáticas contra los países que promovieron la votación.

Evidentemente no podemos ignorar lo que está ocurriendo, aún cuando pensemos que no puede afectarnos; muchos de esos eventos no ocurren en nuestro país, están muy alejados de nuestra familia, hay otros que nos pueden afectar directamente en la parte económica-social. Nuestros pensamientos siempre deben estar conectados con la voluntad de Dios, no podemos ignorar que detrás de estos eventos hay consecuencias a las acciones que hemos tomado. Hay consecuencia el ignorar o querer pasar por desapercibidos estos eventos.

La historia además de enseñarnos los errores que podemos evitar cometer al conocerla, también nos enseña hacia dónde va la humanidad. Miles de años nos enseñan que la humanidad ha cometido sin fin de actos contra ella misma, las víctimas en el pasado hemos sido nosotros mismos, quienes decidimos ir contra la humanidad. Así como hay datos históricos en los que no hemos estado presentes, también existe la responsabilidad de no cometer los mismos errores, dejar nuestra zona de confort y tomar parte de la historia.

Existen acciones simples que pueden marcar la diferencia de nuestra época y no necesariamente debemos estar involucrados en la política o ser gobernador de un país. Esas pequeñas acciones se encuentran comenzando por nosotros mismos, amor a uno mismo, cuidado y protección de nuestro ser. ¿Con qué lo estamos alimentando?. Qué nos afecta y qué pasamos por desapercibido, hay que aprender a cuidarnos, cómo amar a otra persona si por nosotros no hay amor.

Amor al prójimo como si fuéramos nosotros mismos (Mateo 22:39), hay mucha necesidad en el mundo, no necesariamente es material, la principal es la necesidad espiritual por el conocimiento y acercamiento a Dios el creador. Todos los problemas de nuestra sociedad podemos pensar que no nos concierne, pero Dios nos presenta una perfecta oportunidad de ayudar y mostrar la luz a esas personas que no tienen fe ni esperanza en el mundo.

Las gentes de la tierra han hecho violencia y cometido robo, han oprimido al pobre y al necesitado y han maltratado injustamente al extranjero. Busqué entre ellos alguno que levantara un muro y se pusiera en pie en la brecha delante de mí a favor de la tierra, para que yo no la destruyera, pero no lo hallé. Ezequiel 22:29,30

Que triste es que entre nosotros no halle nuestro Dios alguien que ore a favor de la humanidad y de nuestra sociedad, por ello no podemos pasar desapercibidos estos problemas, orar a favor de la justicia y del conocimiento divino, que pronto los corazones de las gentes sean convertidos a Dios todopoderoso.
Hay historia que nos cuenta sobre la religión y cuando alguien toma parte fuera de la de Dios para decidir lo que es correcto y lo que no lo es. La Biblia nos enseña que Dios ha estado del lado de su creación esperando que todos cumplan con su voluntad y se alejen de sus propios pensamientos.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires. Efesios 6:12

La lucha que llevamos es primero de forma interna, evaluando cuáles son mis sentimientos ante las situaciones que vive mi prójimo. ¿Cómo seré parte del pueblo de Dios si no aprendo a cómo ser parte de él?. Así que esa lucha que debemos llevar cada uno de nosotros puede evitar que se cometan actos sanguinarios contra nosotros mismos, nosotros somos responsables de nuestras acciones y cuando asumimos esa responsabilidad se que el amor al prójimo es una acción constante que me acompaña.

Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión. No paguéis á nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si se puede hacer, cuanto está en vosotros, tened paz con todos los hombres.

No os venguéis vosotros mismos, amados míos; antes dad lugar á la ira; porque escrito está: Mía es la venganza: yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber: que haciendo esto, ascuas de fuego amontonas sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo; mas vence con el bien el mal. Romanos 12: 16-18

Así que contamos con el elemento más importante para tomar parte en los problemas del mundo y es: Compartir la solución que tiene Dios para nosotros. No seamos vencidos del mal contestando como el mal sabe que podemos contestar, haciendo el bien así vencemos al príncipe de las tinieblas, el que espera que cometamos actos de maldad y de indiferencia hacia los demás. Lo más importante, pidiendo en oración los unos por los otros, aún por los malos y los que cometen injusticia, para que Dios abra su corazón y dejen sus caminos que llevan a perdición.

A nadie le gusta que le hagan una injusticia, así que para los demás aún no siendo de nuestra familia de sangre ni espiritual, no deseemos cosa contraria, que tengamos nuestra justificación para con Dios cuando tomamos nuestras decisiones y que nuestro enemigo no tenga ninguna cosa que decir en nuestra contra. Queremos justicia para el mundo y esa sólo Dios la puede dar.

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