Si quisieras conocer el significado y la importancia de la Libertad, ¿A quién le preguntarías sobre esto? Tal vez a un hombre que ha estado preso en la cárcel, sin poder ver a su familia por más de 20 años. La perspectiva de este hombre y sus deseos de libertad, son únicos por la circunstancia que le tocó vivir. Pero y alguien que no ha atravesado una circunstancia similar, ¿podrá entender el valor de la libertad?
Si nunca nos han privado de la libertad, tal vez sería difícil percibir la importancia de lo que nos ofrece Jesucristo. Pero como ayuda tenemos la Palabra de Dios, que nos ayuda a comprender que todos necesitamos de esa libertad.
Así que lo que nos enseña nuestro Dios en Romanos 6, es que el pecado, algo interno y que radica en nuestra mente y corazón, puede ser lo que nos este robando la libertad.
Romanos 6:20 “Cuando ustedes eran esclavos del pecado, estaban libres del dominio de la justicia.
En el momento que Dios nos hace conscientes de esta condición, es cuando comenzamos a considerar la esclavitud como parte de la vida de cualquier ser humano. Porque todos en alguna manera hemos pecado. Erramos del camino justo, verdadero y bueno. Por consecuencia nos hemos dañado e igualmente a nuestro prójimo.
Romanos 6:18 (RVR1960): “Y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”
A través de la fe en Cristo, somos liberados del poder del pecado. Ya no estamos esclavizados por él, sino que ahora servimos a la justicia. Para esto fue enviado el Hijo de Dios, para recordarnos que alejados de Dios, seguiremos siendo presos espirituales.
Romanos 6:14 “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.”
Como lo menciona el verso 20, no podíamos entender la justicia, porque no la conocíamos, bajo la gracia de Dios en Cristo el pecado no tiene dominio sobre los creyentes. La gracia de Dios nos capacita para resistir el poder del pecado en nuestras vidas.
Gálatas 5:1: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.”
Con este conocimiento, solo tenemos un camino, y es seguir firmes en la libertad que Cristo nos ha otorgado y a no caer nuevamente en la esclavitud del pecado. Viviendo en todo momento conforme a las enseñanzas de Dios, las que son perfectas y a nosotros nos quitarán todos nuestros defectos.
Juan 8:36: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
Un hombre encarcelado, sentirá esa privación de la libertad, y si desde su pensar es inocente, pensará que merece esa libertad por derecho. Pero podemos estar fuera de la cárcel y vivir presos. Porque las perspectivas que nos da Dios es para un no seamos confundidos. Jesús enseña que aquellos a quienes Él liberta son verdaderamente libres. Su obra en la cruz nos libra del poder y la condenación del pecado.
2 Corintios 3:17: “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”
El Espíritu Santo, que mora en los creyentes, trae libertad. La presencia de Dios nos empodera para vivir vidas santas y justas. Con este conocimiento ya no habrá confusión, de una vida privados de la libertad verdadera de Dios.
Así que los siguientes puntos, son para que consideremos seguir trabajando en permanecer en la libertad de Cristo, y que si aún estamos bajo el yugo, busquemos ser libres bajo la mano poderosa de Dios.
- salvación es gratuita Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
- La salvación es un regalo de Dios a través de la fe en Jesucristo, no el resultado de nuestras obras. Esta gracia nos libera del peso del pecado y de la necesidad de ganarnos la salvación por mérito propio.
- Jesucristo es nuestro Libertador Tito 2:14: “quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.”
- Jesucristo se dio a sí mismo para redimirnos y purificarnos de toda iniquidad. Esta obra redentora nos libera del poder del pecado y nos llama a llevar a cabo buenas obras como expresión de nuestra fe.
- Nuestra libertad es un compromiso 1 Pedro 2:16: “Como libertad, aunque tengan la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.”
- Nuestra libertad en Cristo no debe ser un pretexto para el pecado, sino un llamado a servir a Dios en justicia y santidad.
- En la libertad hay confesión de faltas 1 Juan 1:9 : “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”
- La confesión de nuestros pecados y la búsqueda del perdón de Dios son parte de la experiencia de libertad en Cristo. Su perdón nos libra del peso del pecado y nos purifica.
- Somos justificados para seguir en libertad Hechos 13:39 : “y de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.”
- A través de la fe en Jesucristo, somos justificados de todas nuestras transgresiones y pecados, algo que la ley de Moisés no podía lograr. Esta justificación nos libera de la condenación y nos reconcilia con Dios.