De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17)
Las tendencias y modas en las que muchos se sienten identificados, han llenado de elementos visuales nuestro entorno; nos inundan con imágenes de personas usando, hablando o comportando de una manera que se pueda imitar.
Una moda que está surgiendo en varios países es la de casarse con uno mismo (La sologamia), un fenómeno adecuado para una época narcisista. En la mitología griega Narciso pasó junto a un espejo de agua donde vió su propio reflejo, era tan atrayente la imagen que vió que se enamoró de sí mismo, no siendo correspondido su amor. Narciso terminó suicidándose.
Por desgracia es más común identificar personas que han optado por estas tendencias, enamorarse de uno mismo y no aceptar las opiniones de los demás como certeras o siquiera como una posibilidad de que estén mal en sus razones; nos afecta porque no podremos alcanzar el propósito del ser humano con esa ideología. En el principio dijo Dios no es bueno que el hombre esté solo, haréle ayuda idónea…(Génesis 2:18).
Con todo lo que está ocurriendo, hay que ser cuidadosos dónde ponemos nuestra atención, si realmente queremos ser diferentes, nuestro Dios ha diseñado una forma de serlo y es que seamos transformados.
¿Por qué será necesario que seamos transformados? Por que somos seres humanos con muchos defectos y por más que veamos una imagen perfecta en nosotros, siempre tendremos áreas de oportunidad para cambiar, mejorar o quitar completamente de nosotros. Es una hermosa oportunidad de mostrar que el hombre fue criado a imagen de Dios (Génesis 1:26) y que podemos alcanzar esa imagen con todo lo que representa, las virtudes y dones divinos que podemos obtener para beneficio de nuestro universo.
“Solamente habían oído decir: aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora anuncia la fe que en otro tiempo destruía”. (Gálatas 1:23) Saulo de Tarso es el claro ejemplo de un varón transformado, cuando pensaba que obraba conforme a la voluntad de Dios, persiguiendo, encarcelando y matando a los que faltaban, desde su perspectiva como hombre carnal, a las leyes que Dios había establecido. Habiendo escuchado el llamado de Cristo en su corazón, fue como entendió que estaba cegado por lo que era costumbre en sus tiempos, el juzgar las cosas con sus ojos y no con el espíritu; el aplicar juicio y no misericordia. Y así Pablo fue un apóstol de Jesucristo, el cual a través de sus cartas leemos el enorme cambio que causo que aceptara ser transformado por su Maestro.
La Biblia nos advierte diciendo “No seguirás a los muchos para mal hacer” (Éxodo 23:21). No importa si la mayoría o el grupo donde queremos pertenecer está haciendo las cosas de una manera, recordemos que al creer en Dios y en su hijo Jesucristo es buscar una mejor forma, la forma que nuestro Creador a determinado para que seamos salvos.
El ser transformados tiene que ver con cambiar nuestra naturaleza, ¿podremos dejar de ser humanos?. “Por tanto, nosotros todos, mirando á cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma semejanza, como por el Espíritu del Señor” (2a. Corintios 3:18) Si podemos cambiar nuestra naturaleza a una espiritual, pero recordemos que primero es lo carnal para ver si merecemos lo espiritual (1a. Corintios 15:46).
No mirando nuestra propia imagen en el espejo, sino viendo esa imagen perfecta de nuestro Maestro, el cual cuenta con todas las virtudes y herramientas que su Padre le ha dado para ser perfecto: “Y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre. (Apocalipsis 1:5).
Nos encontramos en condición para convertirnos en algo que no tiene mancha ni defectos, con un corazón libre de ataduras como: el odio, la envidia, los celos, iras , contiendas, etc. (Gálatas 5:19-21). Es así como hay que permanecer en etapa de transformación, hasta que venga aquel que nos ha enseñado a no vivir conforme a los deseos del mundo: las modas, costumbres, filosofías e ideologías.
En un momento, en un abrir de ojo, á la final trompeta; porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados. (1 Corintios 15:52)
¿Realmente queremos ser diferentes? Construyamos una vida de perfeccionamiento, transformándonos cada día en una mejor persona, un mejor hijo de Dios. Para que veamos una transformación junto con todos los que creyeron en las promesas de nuestro ejemplo y Maestro, Jesucristo el cual venció al mundo con todo lo que los constituía.
“Adúlteros y adúlteras, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera pues que quisiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. (Santiago 4:4).