Los seres humanos como creación del Todopoderoso, estamos siendo constantemente invitados por parte de Dios a tener una relación muy cercana con Él, pues su deseo es que en todo seamos prosperados. En ocasiones no alcanzamos esa prosperidad por falta de disciplina en nuestra vida en diversos sentidos como ya lo hemos hablado anteriormente; no sólo la prosperidad se manifiesta en el ámbito  económico, pues la prosperidad de la vida se puede alcanzar al tener ejercitados nuestros sentidos para encontrar un equilibrio en todo nuestro ser.

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.  Romanos 12:1,2

La relevancia de saber que vivimos, nos movemos y somos ante la presencia de nuestro Dios es vital para trabajar en la prosperidad de todo nuestro ser. Recordando que todo lo que el hombre hace, debe de hacerlo con la finalidad de glorificar a Dios con todo su cuerpo: 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:20

Para enfocarnos en el sentido del tacto es importante recordar el significado de la palabra sentidos: Capacidad de percibir estímulos físicos externos e internos mediante ciertos órganos que los transmiten al sistema nervioso.

Estos sentidos son dados al hombre con la finalidad de usarlos siempre de la manera más adecuada y en conjunto aprender a diferenciar entre el bien y el mal: pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Hebreos 5:14

Dentro de la Biblia hallamos muchos ejemplos donde Dios siempre hace recomendaciones a los suyos de no tocar cosas que les son de beneficio, sino todo lo contrario, conociendo Dios a su creación, sabe que somos vulnerables a cometer errores y que el diablo utiliza gran variedad de métodos para buscar que el hombre se aleje de Dios:  Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 2 Corintios 11:3

Por ello, el TACTO es importante domarlo al igual que los otros 4 sentidos, porque también es un gran aliado en nuestras batallas de la fe.

TACTO: Sentido corporal mediante el cual se percibe el contacto o la presión de las cosas sobre la piel y se distinguen ciertas cualidades que tienen, como la forma, el tamaño, la rugosidad, la dureza o la temperatura.

Para vivir ante la presencia de nuestro Dios es importante tener las manos limpias (entendiendo que es un lenguaje figurado que muy de la mano con lo literal:  ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con engaño. Salmos 24.3.4

Así que cuando consideramos el sentido del tacto, comprendemos que somos llamados a realizar acciones de justicia y de paz para los demás  “y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía”. Isaías 58:10

La mayor confianza que debemos tener es la depositada en nuestro Dios para vencer cualquier obstáculo y situación complicada, nunca confiando en nosotros mismos como autosuficientes de nuestra propia vida:
Bendito sea Jehová, mi roca, Quien adiestra mis manos para la batalla, Y mis dedos para la guerra; Misericordia mía y mi castillo, Fortaleza mía y mi libertador, Escudo mío, en quien he confiado; El que sujeta a mi pueblo debajo de mí. Salmos 144:1,2

Hoy en día más que nunca sigue la invitación a poder palpar de manera directa a nuestro Dios , a través del cuerpo de nuestro Señor Jesús, a sentirlo y vivir en él cuando existe la gran oportunidad de formar parte del Israel de Dios, acercándote a su Iglesia la cual no tiene par.

Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. 1 Juan 1:1-4

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