Las tribulaciones y pruebas que Dios nos permite vivir, es muy importante saber que no estamos solos para enfrentarlas, si lo hacemos sólos nos podemos desgastar, desanimar, dar por vencidos y pensar que no podemos con ellas. Pero nuestro Dios nos enseña que a nadie se le da más de lo que puede cargar.
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:28-30
Así que para poder vencer y salir victoriosos en nuestras batallas, podemos apoyarnos del Espíritu Santo de Dios que nos enseñara la mejor forma de resolver nuestros problemas.
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándolos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Judas 3
La lucha es de nosotros y no es contra el mundo y contra los que pensamos que nos han hecho algo para rendirles batalla, la batalla es de nuestra fe, sabiendo que si confiamos plenamente en Dios, Él nos ayudará con sabiduría, inteligencia, con dones y virtudes para resolver cualquier necesidad. Contender ardientemente, encendidos del deseo de que Dios nos ayude.
Así que el Espíritu nos guía para que seamos probados y examinados por fuego, cada uno será templado porque quién sabe lo que necesitamos para quitarnos lo malo de nosotros, el espíritu así como a Cristo nos guiará al lugar correcto.
13 la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. 14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 1 Corintios 3:13, 14
Todas nuestras obras y decisiones serán probadas por fuego, porque así podremos darnos cuenta si las hacemos en Dios con un propósito o si solo son para satisfacer nuestros deseos, cada momento de sufrimiento no es porque El Creador quiera que suframos, sino porque Él quiere que saquemos todo lo malo de nosotros, a fin de que seamos perfeccionados por la fe.
A esto somos llamados por el Espíritu, a comprobar si somos merecedores de sus promesas, no como muchos piensan que con solo creer ya tenemos bendición de Dios. Si se comienza creyendo, pero también conlleva que esa fe nos dirá qué debemos cambiar de nuestras vidas para que las tribulaciones no vengan más, sino podamos disfrutar de la Felicidad que es de Dios.
4 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, 2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; 4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; 5 un Señor, una fe, un bautismo, 6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Efesios 4:1-5
Así nos transformamos por el Espíritu y entendemos mejor por qué vienen los momentos difíciles: enfermedad, falta de trabajo, problemas familiares, discusiones, separaciones, etc. Todos estos problemas tienen un por qué, si aún no sabemos no hay que desmayar, a su tiempo segaremos, es decir entenderemos por qué nos pasan todas estas cosas.
7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. Gálatas 6:7-10
Todo donde ponemos nuestra mano, si es para bien cegaremos nuestra recompensa, pero si ha habido planes que no salen conforme a nuestro pensamiento, por qué no considerar que Dios tiene un plan mejor, y hay que ser pacientes para que se nos muestre el propósito de nuestro pesar.
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. 8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:7,8
El Espíritu Santo nos enseña la fe en Cristo Jesús, no desmayemos en nuestra batalla, continuemos hasta el fin, perseverando en las cosas que hemos creído por fe.
8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; 9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.