Fray Luis de León, hombre de Dios      

Como si nunca se hubiera alejado de las aulas de la Universidad de Salamanca, cuando Fray Luis de León salió de un injusto periodo de cinco años en prisión en la cárcel de Valladolid,  retomó su cátedra, y se dice que la reinició con un: Dicebamus hesterna die (“Decíamos ayer…”) y siguió su exposición sin enojo o deseos de venganza contra sus detractores: los cofraternos de la orden agustina que lo habían delatado ante la inquisición española por el supuesto de traducir “sin permiso” el Cantar de los Cantares de Salomón, ya que existen datos de que su prima, la monja Isabel Osorio, se lo había solicitado explícitamente.

 

           Así, después de ese periodo tan desafortunado, volvió a Salamanca con estoicismo a continuar sus enseñanzas a un grupo de alborozados alumnos y por supuesto, a continuar sus estudios de hebreo antiguo, arameo y griego; también reinició sus traducción del Libro de los Salmos, retomó su creación literaria y con valentía enfrentó sus últimos días, pues la injusta reclusión había mermado de manera importante sus facultades físicas, aunque no las mentales.

           Este fraile agustino, mostró en los actos de su vida, su cercanía con la obra de Jesús Cristo a su paso por la tierra. Al igual que el Nazareno, no contestó las acusaciones, mostró humildad en el castigo exagerado e injusto y volvió a la vida monacal, en la paz de Dios, dejando tras de sí este escrito:

“Aquí la envidia y la mentira

me tuvieron encerrado.

Dichoso el humilde estado

del sabio que se retira

de aqueste mundo malvado,

y con pobre mesa y casa

en el campo deleitoso

con sólo Dios se compasa,

y a solas su vida pasa,

ni envidiado ni envidioso”.

Luis de León nació en Belmonte, provincia de Cuenca, España, en una familia económicamente firme. Su padre fue abogado y juez. Sus dos tíos fueron catedráticos de derecho canónico uno, y abogado en la corte real, el otro.

Entre sus antepasados, se dice, hubo algunos conversos, es decir, judíos que se habían convertido, de buen o mal grado, a la fe católica. Entre 1541 o 1542 Luis ingresa en la orden de los agustinos, doctorándose más tarde en teología. Entre sus profesores tuvo a Melchor Cano y Domingo de Soto. En 1561 compite por una cátedra vacante de teología en Salamanca, ganando el puesto gracias a su preparación y enorme talento.

En una época en la que en España se vive una caza de brujas por las temidas “desviaciones” de los protestantes y otros grupos heréticos, un personaje con los antecedentes y características de fray Luis de León está  en la mira  del Tribunal del Santo Oficio. En marzo de 1572 es detenido por la Inquisición y encarcelado en los calabozos de Valladolid, del Santo Oficio. Los cargos contra él tenían que ver con su predilección por la Biblia hebraica en lugar de la Vulgata y la traducción al castellano que había realizado del libro del Cantar de los Cantares. Aunque no supo de qué lo inculpaban.

Continuará…

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