En el viaje de descubrimiento hacia esta pregunta no estaremos exentos de desafíos, pero la recompensa es inigualable: la plenitud de una vida alineada con el propósito divino, la paz interior que brota de la certeza de estar en el camino correcto y la profunda conexión con el Creador del universo.
Este recorrido, será nuestra brújula. En sus páginas de sabiduría divina de la biblia, esta nos brinda las herramientas necesarias para descifrar el enigma de la voluntad de Dios y tomar decisiones acertadas que nos conduzcan hacia la realización personal y espiritual.
1. Dialogando con el Creador:
“Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Purifiquen sus manos, pecadores, y purifiquen sus corazones.”
(Santiago 4:8)
Establecer una conexión profunda con Dios es la base fundamental para discernir Su voluntad. La oración y la lectura de la Biblia son herramientas esenciales para cultivar esta relación. A través de la oración, abres tu corazón a Dios, expresas tus deseos y preocupaciones, y buscas su guía y dirección. La Biblia, te brinda la sabiduría divina para comprender sus planes y propósitos para tu vida.
2. Percibiendo la voz suave de Dios:
“Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo.”
(1 Juan 4:1)
El Espíritu Santo es nuestro guía y consolador. Él nos habla a través de nuestra conciencia, nuestros pensamientos y sentimientos, y a través de las circunstancias que vivimos. Para discernir Su voz, debemos cultivar una actitud de quietud y receptividad, buscando la paz interior y la claridad mental. Es importante discernir la voz del Espíritu Santo de las voces del mundo, que pueden tentarnos a alejarnos del camino correcto.
3. Caminando en obediencia:
“Confía en Jehová de todo corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento; Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.”
(Proverbios 3:5-6)
Discernir la voluntad de Dios no solo implica conocerla, sino también actuar en consecuencia. La obediencia es la expresión genuina de nuestra fe y confianza en Dios. Cuando obedecemos Su voluntad, experimentamos Su paz y protección, y nos movemos hacia el cumplimiento de nuestro propósito en la vida.