“De Cierto de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. (Juan 3:5) En este verso nos marca un requisito para los que deseemos entrar en el reino de Dios, y es el nacimiento de agua. Este nacimiento tiene un tiempo específico para los que conocemos de la palabra de Dios y para los que conocerán de ella. Este nacimiento no es el único requisito, tenemos más y el nacimiento de espíritu también hay que comprenderlo para poder acceder a el, pero de este otro tema se escribe en otro artículo.
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