¿Para qué esforzarse si el destino del hombre ya ha sido anunciado y predestinado antes de la fundación del mundo? ¿Para qué amar si todo se ha vuelto oscuro y cruel contra uno mismo y los que nos rodean? Las esperanzas son para gente fuera de este mundo, la fe que uno pueda tener en el hombre tiene un breve aliento de vida, somos decepcionados y traicionados por los que en un tiempo confiamos.
El bien y el mal nos ha sido presentados como una elección de cada día, limitándose sólo a dos opciones: hacer el bien o hacer el mal. Cada momento en el que respiramos y tratamos de entender nuestra existencia, hemos conocido los errores de nuestro semejante desde el inicio de los tiempos, siempre inclinándose al mal y al perecer de esta tierra.
Continue reading