Las guerras se originan en todo lugar, lamentablemente la historia nos demuestra que los hombres no han sabido lidear contra sus propios deseos como: querer tener la razón, dominar a otros, conquistar, ser los primeros, etc. Aunque Dios enviaba a su pueblo a guerra, y se confrontaban con pueblos más poderosos, Dios cuidaba a su pueblo para que tuviera paz. Si el pueblo enemigo se negaba a tener paz entonces el pueblo de Dios los confrontaba por que se hacían los enemigos de Dios. La confrontación trae calamidad y sufrimiento, esto es lo que a nuestro adversario el Diablo le agrada, poner a todos en contra de su prójimo para que mueran espiritualmente.
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