Entonces el SEÑOR visitó a Sara como había dicho, e hizo el SEÑOR por Sara como había prometido. Y Sara concibió y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez, en el tiempo señalado que Dios le había dicho. Y Abraham le puso el nombre de Isaac al hijo que le nació, que le dio a luz Sara. Génesis 21:1-3

Las promesas de Dios cuando se leen, muchos pensamos que es dirigido a un hombre, o a un pueblo. Pasamos desapercibido que en la mujer también se cumplen las promesas de Dios.

Hay muchos ejemplos en la Biblia que la mujer es imprescindible para los planes de Dios así como el hombre, sin una parte Dios no podría cumplir las promesas, desde la creación la mujer tiene parte en la historia, sin ella no habría casa en Israel, no habría pueblo o una nación a la cual gobernar.

La mujer tiene un papel diferente al del hombre, si estudiamos la Biblia enfocándonos en el tema de la mujer, nos daremos cuenta de cómo fue bendecida por nuestro Dios. La mujer acompaña a los personajes importantes, como Abraham, Isaac y Jacob. Cada uno de ellos que con su pareja buscaron obedecer a nuestro Dios.

El ejemplo de Abraham en el libro del Génesis, vemos cómo nuestro Dios llama a Abraham, pero no lo hace para que ande solo, su compañera también sale con él. Dios los llevó a los dos al camino de la adversidad para perfeccionarlos juntamente. Cuando leemos en el capítulo 12 que Abram fue llamado para recibir las promesas de nuestro Dios, las promesas también son para Sara su mujer, la que sería madre de naciones.

Entonces Dios dijo a Abraham: A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai, sino que Sara será su nombre. Y la bendeciré, y de cierto te daré un hijo por medio de ella. La bendeciré y será madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.

Aunque Sara era estéril y no podía tener hijos, su paciencia fue recompensada con el hijo que llevaría las promesas de su padre, el cual fue Isaac. El no fue el primer hijo de Abraham, por desesperación e incertidumbre de cómo Dios cumpliría sus promesas, Sarai le solicita a Abram que tuviera un hijo con su sierva Agar, una mujer egipcia que servía en su casa, de esta unión es que nace Ismael. Podríamos pensar que en Ismael era en quien se deberían cumplir las promesas de Dios, pero nuevamente, la promesa también fue en Sara.

En la carta a los Gálatas capítulo 4:21-31, encontramos una alegoría de la libertad que nos concede Cristo; hace una comparación entre el hijo de la sierva (Ismael) y el hijo de la libre (Isaac). El hijo de la sierva nació según la carne, representando a todos aquellos hijos que son engendrados por el pecado, alejados del camino de nuestro Dios; Y el hijo de la libre nació por medio de la promesa, la cual se había hecho en Abraham y Sarai su mujer, hijos que serían nacidos según el espíritu de Dios.

Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos, uno de la sierva y otro de la libre. Pero el hijo de la sierva nació según la carne, y el hijo de la libre por medio de la promesa. Gálatas 4:22,23

Sin Sara no habría pacto de Dios hacia un pueblo, la mujer y todas las obras que la acompañan son necesarias para el cumplimiento de la voluntad de Dios. Sin la mujer el hombre no podría ser perfecto y sin el hombre la mujer no podría perfeccionarse.

Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea. Génesis 2:18

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