Muchos consideran que Dios no condena a la humanidad, o que no castiga el pecado que cometemos. Si cometemos faltas o dañamos a otros en el proceso, muchos dicen que sólo con creer es suficiente para ser perdonados.

Esta forma de pensar ha llevado a muchos en vivir inadecuadamente, pensando que pueden llevar una vida de placeres y sin normas, regidos por sus ideas y filosofías, sin consecuencias; satisfaciendo sus vanidades para que al final de su vida busquen a Dios y con un “arrepentimiento final” obtengan el perdón. Así interpretan el amor de Dios.

Y de ti, oh Señor, es la misericordia: Porque tú pagas á cada uno conforme á su obra. (Salmos 62:12)

Dios anticipó que habría hombres que no obedecerían sus mandamientos, ni buscarían la vida eterna, y por lo tanto estableció un castigo para aquellos que no cumplan sus leyes.

Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde antiguo lo que aun no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quisiere; (Isaías 46:10)

Dios no es culpable de la condición en la que viven los pueblos y naciones, tampoco es responsable de la enfermedad que padecen las personas. Las guerras, enfermedades, terremotos, escasez, etc. Son causadas por el mismo nombre, porque con sus pecados ha propiciado que Dios se retire del hombre.

HE aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni hase agravado su oído para oir: Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oir. (Isaías 59:1,2)

Por esto se alejó de nosotros el juicio, y no nos alcanzó justicia: esperamos luz, y he aquí tinieblas; resplandores, y andamos en oscuridad. (Isaías 59:9)

Dios es amor y lo manifiesta con aquellos que guardan sus mandamientos. Por esto creemos que Dios es amor y no condena a nadie, nuestras propias maldades son las que nos condenan “Lo que sembramos eso segaremos” (Gálatas 6:7-8)

La maldad y el pecado solo conducen a la destrucción, condenación para los que en la vida presente no cumplen con la voluntad de Dios (Proverbios 11:19; Romanos 8:5)

Un amor se define no por la libertad que se nos da para hacer lo que se nos antoje, es por la educación y la advertencia del mal que podemos obtener con nuestras acciones, como nuestros padres en ciertos momentos nos cuidan y protegen. Así nuestro Dios con su infinito amor, por medio de sus leyes nos forma en un camino que es libre de pecado, vivir así es bendición, sin condenación.

Y cualquier cosa que pidiéremos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y éste es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos á otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, está en él, y él en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

(1 Juan 3:22-24)

Reedición de artículo: 2000 2do. Trimestre. Dios es amor y no condena a nadie.  Cuaderno de estudios bíblicos de la Iglesia de Dios (israelita). Páginas 16,17 y 18.

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