• “¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.”
Lucas 20:22-25
Con astucia los Fariseos le hicieron ésta pregunta a nuestro Señor Jesucristo sobre dar tributo a César; si la respuesta hubiera sido “no es lícito”, hubieran encontrado un motivo para acusarlo con el emperador Romano. Si la respuesta hubiera sido “si, es lícito” hubieran encontrado un motivo para acusarlo con el pueblo Judío (les parecía injusto pagar tributo a Roma). La respuesta de Jesús superó en sabiduría las expectativas de los Fariseos. De esta manera, podríamos considerar que nuestro SeñorJesucristo establece las bases de la separación Iglesia-Estado, sin embargo, el hombre no lo ha hecho así.
Una relación que tanto daño ha hecho a la población nos ha mostrado la historia cuando se mezclaron los poderes de la iglesia y el estado, pues se utilizó como medio de sometimiento y poder. Y esto nos debe quedar claro también a nosotros, lo que es del gobierno, del gobierno es; y lo que es de DIOS, de DIOS es. Como no comparten las mismas normas e ideologías, no pueden combinarse.
 
La Iglesia está constituida para servir a DIOS no para gobernar o someter a los pueblos. Y este servicio a DIOS es por medio de Cristo:
 
• “para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor,”
Efesios 3:10-11
 
Ahora bien, que el hombre en su afán de poder use la Iglesia para sus malos propósitos es una cuestión del hombre contra el hombre, más la palabra de nuestro DIOS tiene su verdadero propósito:
 
• “Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas.”
Zacarías 8:16
 
• “Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová.”
Zacarías 8:17
 
Dar a Dios, lo que es de Dios, Amén.

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