Gracias Señor, por tus regalos de amor y el pan de cada día.
Al escuchar las campanas que anunciaban las doce del día, Martín empezó a preocuparse. Al despertar, Martín se sintió confiado y seguro, como siempre, de que encontraría un trabajo, que aunque fuera arduo, le daría el dinero para comprar lo necesario y darle de comer a su familia, sin embargo, en esta ocasión, nadie había requerido sus servicios. Él se dedicaba a la plomería y a veces, hasta promocionaba ofertas: “Revisión preventiva de fugas”, “Correcto funcionamiento de las instalaciones sanitarias” “Cambio de empaques para control de llaves que gotean”, etc., entre otros muchos servicios que ofrecía. Siempre era amable y trataba de ganarse a sus clientes con buen humor, disposición y alegría.
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