Yo, yo Jehová; y fuera de mí no hay quien salve.

Isaías 43:11

Tantas denominaciones religiosas en en mundo que nos es difícil identificar aquella que practica la verdad de Dios. Las múltiples se han identificado con la creencia del concilio de Nicea: Dios padre, Dios hijo y Dios espíritu santo. Según este concepto, no son tres dioses; pero estos tres seres forman a un solo dios, es el misterio dogmático de tres en uno y uno en tres.  “Oye Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.” (Deuteronomio 6:4).

Nuestro Dios es uno, no coexisten tres en Él, tampoco se manifiesta como padre en ocasiones, otras como hijo y otras como espíritu santo. Jehová nuestro Dios es uno, una sustancia, no hay composición o mezcla. Es único y no hay otro igual a Él, y es eterno, sin principio y fin. Si como seres humanos creemos que somos seres individuales y que no hay otro creado exactamente igual a nosotros, y fuimos creados a la imagen de Dios ¿por qué no creer que Dios es uno solo?

Las naciones han creado un sin fin de imágenes y el hombre ha adoptado creencias y costumbres que él mismo ha determinado buenas para su vida. Jehová siempre se ha preocupado por no dividir nuestro sentir en varios dioses, las advertencias de esta práctica están descritas en la Biblia en un sin fin de versos.

Aunque las naciones les digan a sus deidades: es mi dios o son mis dioses, los tales no tienen vida en sí mismos, ni tienen poder alguno, aunque se les llamen dioses no tienen la facultad de serlo. Las gentes en su misma necesidad y necedad han seguido llamando a esas imágenes hechas con sus propias manos como dioses: El apóstol Pablo muchos años después le da el calificativo de dioses; pero debemos aprender a distinguir entre esos llamados dioses y el verdadero y único Dios, que es Jehová, el padre de nuestro Señor Jesucristo.

Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, ó en el cielo, ó en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), Nosotros empero no tenemos más de un Dios, el Padre, del cual son todas las cosas, y nosotros en él: y un Señor Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por él.

1a Corintios 8:5,6

La misma Biblia nos enseña la verdad sobre las cosas, sólo es cuestión de leer y analizar lo que leemos, pedir en oración al único Dios que nos dé sabiduría para entender y aprender a desechar lo que no tiene fundamento.

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